¿Qué hacer cuando adoramos el suave brillo de una mujer? Es triste que en lo primero que tenemos la oportunidad de percatarnos es la parte de afuera... Cuando conocemos el interior, en algunos tristes casos, se pierde esa magia que nos dio una razón para caminar cerca de esa oscura verdad...
Los halagos sólo pueden desinflar los neumáticos momentáneamente. Esas palabras, como siempre hemos sabido, se las lleva el viento que a su vez, el tiempo lo corroe... Al menos a mi me da gusto que a algunas damiselas preciosas aún les atraiga el arrullo inconfundible que se transforman en poesía.
No vengo a decirles la milagrosa forma de tratar a una mujer; sólo puedo ofrecerles lo que a mi me han ofrecido: Todo aquello que el dinero compre sólo es una falsa canoa en un río de intereses. Todo aquello que el rostro otorgue nos invita a evocar la triste vejez y la pérdida de esa belleza tan codiciada en el presente. Y todo aquello que el arte ofrece... Simplemente hacen que una amena ocasión se vuelva ese eterno resplandor...
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