"Eventualmente, amigo mío..."

El tiempo se ha detenido para tomar un descanso...

sábado, 26 de febrero de 2011

Un Hombre En La Orilla

"Hoy... En este día tan desolado... No encuentro motivos para mirar el cielo...
Si por alguna extraña razón me encuentro perdido, será porque no veo mi camino...
La noche se empieza a asomar... Quizás prefiero esperar mi infortunio en brevedad..."


Quizás me encontraba en el final de la Tierra... Donde el mar y el cielo se junta, formando un nuevo mañana... El tiempo es favorable para sentarse y observar pasar la vida...

Alcé mi pie en una roca. Miré con atención cómo las estrellas comenzaban a desaparecer... El Sol vendrá pronto; intentará darme un nuevo motivo para seguir respirando con su basto fulgor y espeso color... Con un poco de habilidad pude mirar y ver el paisaje... La luz era tenue y brillante a la vez. Las palabras no tenían mucho sentido en esos momentos... Sólo la brisa, el mar y mis lágrimas se sentían suavemente...

Abrí mis manos frías y bajé la mirada. Era momento de tener respeto... Lo que nos dio vida está naciendo de nuevo... Pero había algo que cortaba mi garganta. No sabría explicarlo muy bien, pero pienso que era más que un nudo estremecedor... Un dolor inexistente, quizá...

Mi piel adoptó un palidecer muy sobrio. No sabía si parpadear o caer con furia. Por más que puse atención al alba, no encontré solución a mi simple cuestión: "¿Por qué tenemos que sufrir todo el tiempo?"

A los pocos minutos me percaté que nadie jamás me dará mi solución, y poco a poco eso me dio algo en qué pensar... ¿Por qué preguntarle al vacío? ¿Acaso me responderá si lo intento con esmero? Luego escuché una voz tranquila... Un sabio me dirá lo que deseo:

"La verdad que tú buscas no la encontrarás en ningún sitio. En ningún ser vivo, en ningún amanecer ni en ningún anochecer... Eso que tú piensas sólo tiene la respuesta que tú quieras otorgar."


¿Qué fue lo que me ha contestado? No creo que haya sido mi conciencia, no... Es algo más profundo que el mismo ser... Tan puro como las arenas del mar... Lo que vino a responderme, fue mi reflejo en las aguas sin sal... Y más adelante, con apresurados pasos, la voz golpeó mi cabeza otra vez:

"No quieras decir algo de lo que no puedas soportar saber después."


Algo irreal que no pude analizar. Para despertar las ansias que mi curiosidad necesitaba, era preciso entender el por qué han sido (o al menos intentado) mis demandas. Ya no tenía caso seguir si me han advertido que no espero tener un regocijo en realidad... Lo más certero fue, a mi manera de ver la situación, caminar poco a poco en la costa... Borrar mis pisadas y bajar mi cabeza... Todo quedó sin más ni más... Vaya que pasó.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario